La inserción de las artesanías quintanarroenses en el mercado contemporáneo

En los últimos años, el gobierno de Quintana Roo ha manifestado la intención de promover y comercializar los objetos artesanales del estado; especial interés se ha puesto en los textiles, resaltando la creatividad y tradición de los bordados mayas. Como resultado de la labor, se menciona la distribución de recursos para materia prima e insumos. Además, se presentó la marca Moda Maya, y X-Pichil fue nombrado pueblo artesanal; en lo local, el gobierno de Tulum se refirió a la marca Hecho en Tulum. En los próximos días, el Congreso del Estado debe dar respuesta a tres iniciativas sobre la producción artesanal, una de ellas para declarar los bordados mayas como patrimonio cultural intangible.

La promoción de la actividad artesanal en el estado va de la mano con el crecimiento de la actividad turística, como comúnmente ha sucedido en otras regiones del país, en tanto las artesanías son vistas como creaciones dignas de ser incluidas entre los atractivos turísticos, en tanto objetos (souvenir) y en tanto actividad cultural (visitar los lugares en donde se elaboran). Según la Secretaría de Desarrollo Económico del estado, se pretende insertarlas en el mercado internacional.

Lo que parece importar en primera instancia es la artesanía más que el artesano mismo, puesto que la prioridad en la agenda la tiene el desarrollo del sector turismo y que el objeto artesanal dé respuesta a la demanda del mercado turístico.

Si bien, la comercialización de las artesanías ha implicado mayor producción, también ha estado acompañada de trabajo peor remunerado; ha permitido la sobrevivencia de amplios sectores de artesanos, pero no el mejoramiento en su calidad de vida; son cosas diferentes. Este último solo se ha dado para una minoría de artesanos, para quienes tienen habilidades empresariales o han entrado en la dinámica de los premios, los galardones y los concursos; se profundiza así la diferenciación socioeconómica al interior de las localidades de artesanos. Esto queda en la sombra al poner el foco en la dimensión cultural de los objetos, como expresión de identidad de los pueblos.

Un reto para el próximo gobierno estatal, para los gobiernos municipales y para el Congreso local es diseñar estrategias que reviertan las condiciones laborales precarias y de desventaja de la mayoría de los artesanos, que en su inserción en la economía contemporánea han jugado el papel de mano de obra barata.

¿Qué hacer en el escenario quintanarroense en donde ese proceso de inserción subordinada parece impostergable en los artesanos del centro del estado?

Se proponen tres estrategias:

1. Un programa de salud integral dirigido específicamente a los artesanos. Por lo regular, el trabajo artesanal trae consecuencias en la salud de los artesanos, según su oficio; por ejemplo, problemas visuales en las costureras, bordadoras.

2. Estudios que cuantifiquen con precisión el costo del trabajo invertido en la elaboración de un producto. Me refiero al tiempo de trabajo invertido por cada uno de los que intervienen desde que se obtiene la materia prima y hasta que el producto está terminado y etiquetado. Por lo regular se hacen cálculos “a ojo de buen cubero”, que son imprecisos y, por lo mismo, mal referente para determinar cuál sería el precio que debiera tener el trabajo de cada colaborador, y que pueda, en la medida de lo posible, negociar precio.

3. Promoción de la formación de fondos de ahorro y préstamo, como estrategia de autofinanciamiento. La práctica del ahorro y el préstamo en grupos pequeños permite reunir montos suficientes para comprar a mayoreo materia prima, herramientas de trabajo e insumos, y para enfrentar eventualidades.

Etiquetas: Sin etiquetas

Los comentarios están cerrados.